
Crónicas arqueológicas del Paisaje Cultural de Risco Caído y Las Montañas Sagradas de Gran Canaria — Un nuevo proyecto de investigación financiado por la Dirección General de Patrimonio Cultural del Gobierno de Canarias, con nuevas tecnologías y el uso de drones, permitirá conocer dónde enterró Fernando Guanarteme a los ballesteros vizcaínos de Pedro de Vera
Una vez recibidos los refuerzos, y al comprobar que los canarios habían abandonado la Fortaleza del Bentayga, dejando hogueras encendidas para que pensaran que todavía seguían allí, decide poner sitio a la otra gran fortaleza de la Caldera, Ajodar, la más enriscada de todas, donde sabía que estaba parte de la población refugiada junto a los los líderes de la resistencia, Tazarte y Bentejuí, y los guerreros de élite que custodiaban a la “Heredera de la Tierra“ Arminda, hija de Guanche Semidán( Egonaiga), el “Guanarteme Bueno”.
Los hechos de armas en esta fase epigonal de la guerra de conquista se desarrolla, en gran gran parte, en el interior de la remota Caldera de Tejeda, donde los canarios esperaban al amparo de sus inexpugnables fortalezas, al ejército invasor, que trasladan importantes contingentes por mar desde el Fuerte de Agaete, desembarcando en algún puerto natural entre los barrancos de La Aldea y Tazarte.
…Las crónicas repiten que el ejército castellano, una vez al pie de la montaña-fortaleza, se dividió en dos cuerpos, uno al mando de Miguel de Muxica, formado íntegramente por ballesteros, que iban en la vanguardia …
…. arrojando muchas piedras y riscos y galgas, se dejaron venir sobre los cristianos de tal manera, que no les valía el huir, porque se habían de desrriscar por unos despeñaderos, ni tenían con que ampararse de las piedras, que eran muchas y grandes. Aquí murió Miguel de Muxica y la mayor parte de los vizcaínos.
Muxica cayó en la trampa de los canarios y subió por el empinado sendero que asciende a la fortaleza por la vertiente Oeste, siguiendo el Camino Viejo desde el Barranco Grande, en persecución de los canarios, que hacían como si estuvieran huyendo, cuando en realidad los llevaban a un lugar sin retorno.
Tras el desastre, algunos oficiales achacaron a Fernando Guanarteme que no les advirtiera de lo que podría suceder: “Algunos castellanos censuraron la tibieza de Guadartheme, pues también los españoles podían tener experiencia de que los canarios siempre desde los riscos tenían armada empalizada y trampas de arrojar piedras, que no era menester que Guadartheme aunque lo sabia, y había usado siempre contra nosotros ahora lo quisiese o no decir lo que tenían tramado a la subida del risco..” .
(Marín y Cubas)
La Mesa del Junquillo: la Fortaleza perdida de Ajodar. Leer Artículo completo de Julio Cuenca aquí y publicado en elDiario.es
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