LA TRIBU DE LOS CANARII. ARQUEOLOGÍA, ANTIGÜEDAD Y RENACIMIENTO

Manuel León

Ensayo científico de José Juan Jiménez, arqueólogo y conservador del Museo Arqueológico de Tenerife

José Juan Jiménez González expone en este trabajo una de las últimas hipótesis acerca del poblamiento de Canarias: el traslado de los Canarii tras su levantamiento contra Roma.

La deportación, Una medida ejemplarizante para desarraigarlas sin esperanza de retorno y también para colonizar nuevos territorios

El arqueólogo José Juan Jiménez, conservador del Museo Arqueológico de Tenerife es el autor de esta magnifica obra de investigación materializada en este libro.

«La tribu de los Canarii. Arqueología, Antigüedad y Renacimiento». A inicios de nuestra era Roma deportó a miles de personas, miembros de tribus norteafricanas insurrectas, como medida ejemplar, punitiva, para desarraigarlas y colonizar nuevos territorios. El arqueólogo José Juan Jiménez sostiene que las islas canarias se poblaron así en el Mundo Antiguo.


Este ensayo científico abarca fuentes escritas grecorromanas, hallazgos arqueológicos, información geográfica, paleoambiental, etnohistórica y etnología tribal, en «una visión actualizada de un ámbito continental y archipielágico dinámico», señala el arqueólogo.

Los Canarii son un grupo étnico norteafricano que, en este libro, el autor sitúa en dos momentos y lugares para mostrar su evolución y adaptación como sociedad históricamente documentada.

El arqueólogo José Juan Jiménez, autor de La tribu de los Canarii

José Juan Jiménez ha profundizado en la deportación de colectivos tribales durante la Antigüedad, grupos humanos desconocedores de la navegación que debieron ser trasladados a las islas desde el vecino continente a comienzos de nuestra Era.


Por su levantamiento contra Roma en la provincia Mauretania Tingitana. las tribus irredentas sometidas eran deportadas cientos de km. o llevadas fuera del continente africano


Detalla que en el siglo I los indígenas norteafricanos que no aceptaban la paz con Roma se trasladaron a las montañas y comenzaron las hostilidades contra el Imperio.

Para mitigar esta segunda insurrección el emperador Claudio envió a Suetonio Paulino, el primer jefe romano en traspasar la cordillera del Atlas y describir los parajes donde alcanzó a los miembros de la tribu de los Canarii.

El experto añade que en época romana las tribus irredentas sometidas eran deportadas a otros enclaves situados a centenas de kilómetros, con la aquiescencia del Senado Romano, y se desplazó a miles de personas por rutas terrestres y marítimas.

El conservador del Museo Arqueológico detalla asimismo que los Canarii ya no vivían en la prehistoria, pues nomenclaturas y significados se asentaron a medida que los conocimientos geográficos «dieron paso a la realidad dejando atrás los mitos».

La adaptación y evolución acaecida en los siguientes 1.300 años tipificó la personalidad insular de los Canarii, cuya huella quedó en la arqueología, en los documentos, en la lingüística y en el territorio

La adaptación y evolución acaecida en los siguientes 1.300 años tipificó la personalidad insular de los Canarii, cuya huella quedó en la arqueología, en los documentos, en la lingüística y en el territorio.

Para el especialista «una cosa es el nombre Canaria dado a Gran Canaria desde la época de Juba II y otra la posterior denominación Canaria dada a la isla por la tribu a la que pertenecían sus primeros pobladores».

El primer nombre es latino y procede del hallazgo de canes marinos o focas monje en dicha isla en el siglo I a.C.; el segundo es de estirpe líbica, latinizado en su terminación y referido a la tribu cuyos miembros habrían sido trasladados desde el norte de África hasta Gran Canaria en el siglo I d.C.

Una vez allí, la adaptación y evolución acaecida en los siguientes 1.300 años «tipificó la personalidad insular de los Canarii, cuya huella quedó en la arqueología, en los documentos, en la lingüística y en el territorio, entre la Antigüedad y el Renacimiento», apunta el experto.

Jiménez expone también en su libro aspectos de la vida cotidiana de los Canarii, como sus actividades productivas, reproductivas, los asentamientos, la demografía, estructura de poder, normas matrimoniales, orden jurídico y etnoastronomía.

Sobre esta última cuestión apunta que el culto astral les conminó a construir, orientar y alinear emplazamientos para establecer sus calendarios, organizarse y transmitir su conocimiento a las siguientes generaciones mediante la experiencia y la tradición oral.

Además, el arqueólogo se refiere en su estudio al primitivo cristianismo norteafricano y, concretamente, al obispado de Bacanaria, cuyo titular llamado Palladius bacanariensis fue mandado al exilio por los vándalos en el año 484.

Propone que esta sede episcopal estaba adscrita a la Mauretania Tingitana (actual Marruecos) y la ubicación de la tumba del obispo, exhumada tras las excavaciones afrontadas en las ruinas de la antigua Basílica de Theveste (actual Argelia).

«Es decir el nombre tribal fue vuelto a citar a fines del siglo V en un listado de prelados exiliados por el rey Hunerico, lo que ratifica la existencia de esta tribu así como del resto de grupos étnicos», afirma Jiménez, quien precisa que este lista se incluye en el documento «Noticias de la persecución vandálica en el norte de África».


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