«Cuna del alma» como símbolo de apropiación espiritualizada, cuando es Violencia y Corrupción Estructural

Manuel León

Cuna del alma, que evoca la pureza, el nacimiento y lo sagrado, encubre una violencia estructural. Mientras se destruye lo realmente Sagrado: el entorno natural y el patrimonio arqueológico aborígen, utilizando un discurso casi místico para vender lo moralmente invendible.

El texto poético de Rafael Arozarena: «Toda mujer es útero / toda isla también» puede relacionarse con el caso de «Cuna del alma» en Tenerife desde una perspectiva crítica que conecta el cuerpo femenino y la tierra como territorios fértiles, vulnerables y a menudo sometidos a explotación.

Este verso establece una metáfora poderosa en la que la mujer y la isla son concebidas como espacios de gestación, vida y cuidado, pero también como territorios expuestos al saqueo, la apropiación y la violencia sistémica, muy en línea con lo que ocurre en megaproyectos turísticos como Cuna del alma.

Violencia contra la tierra como violencia patriarcal


Así como el patriarcado, ha reducido a la mujer a su rol biológico (el útero como objeto de reproducción), el modelo capitalista extractivista reduce la isla a un bien explotable (la tierra como recurso turístico y económico). Ambos cuerpos —el femenino y el territorial— son despojados de su subjetividad, su historia y su derecho a decidir.

«Cuna del alma» como símbolo de apropiación espiritualizada

El nombre del proyecto, que evoca la pureza, el nacimiento y lo sagrado, encubre una violencia estructural. Mientras se destruye el entorno natural y el patrimonio arqueológico aborígen, se utiliza un discurso casi místico para justificar una intervención que contradice los derechos de la naturaleza y de los derechos de la población original.

El verso invita a pensar en la isla como un cuerpo vivo y sagrado, no como mercancía. Desde esta visión, destruir la biodiversidad del Puertito de Adeje, o ignorar los vínculos ancestrales de los aborígenes con su tierra es una forma de epistemicidio y ecocidio, donde la cultura y el medio ambiente son arrasados al mismo tiempo. La frase se alinea con posturas ecofeministas que denuncian la relación entre el control de los cuerpos femeninos y la dominación de la naturaleza. Ambas luchas convergen en la resistencia frente al modelo depredador que representa Cuna del alma.

... el discurso empresarial no habla de urbanización o especulación, sino de “reencuentro con la naturaleza”, “armonía con el alma” y “sostenibilidad”, en un intento de espiritualizar el extractivismo salvaje.

El cuerpo de una mujer y el cuerpo de una isla comparten una vulnerabilidad que no es casual: ambos son objeto de deseo, apropiación, violación y explotación en un sistema que mercantiliza la vida y el derecho de existir. Esta metáfora, sencilla y potente, resume con claridad el conflicto que vive Tenerife frente al megaproyecto turístico Cuna del alma, en el Puertito de Adeje, al sur de la isla. El proyecto inmobiliario —presentado como un «eco-resort» de lujo— se convierte en símbolo de un modelo depredador que arrasa la biodiversidad, despoja a la ciudadanía de su herencia cultural originaria y utiliza discursos espirituales para encubrir el extractivismo y especulación inmobiliaria.

Islas como territorios femeninos: una lectura ecofeminista

El ecofeminismo ha subrayado cómo la lógica patriarcal y capitalista establece una relación simbólica entre mujer y naturaleza, ambas convertidas en recursos a explotar. Autoras como Yayo Herrero y Silvia Federici denuncian cómo el cuerpo de la mujer ha sido históricamente reducido a su capacidad reproductiva, del mismo modo en que la tierra ha sido reducida a materia prima.

El verso «Toda mujer es útero / toda isla también» plantea una equivalencia crítica: tanto el cuerpo femenino como la tierra insular son espacios fértiles, generadores de vida, pero sistemáticamente colonizados. En el caso de Tenerife, esa colonización se perpetúa con megaproyectos que ignoran los límites ecológicos y los derechos culturales de la población local.

Cuna del alma: espiritualización del extractivismo

El proyecto Cuna del alma, promovido por inversores belgas, planea la construcción de más de 400 villas de lujo sobre un espacio natural protegido que alberga especies endémicas, restos arqueológicos guanches y zonas de interés ecológico. Lo paradójico es que el discurso empresarial no habla de urbanización o especulación, sino de “reencuentro con la naturaleza”, “armonía con el alma” y “sostenibilidad”.

Este tipo de lenguaje —que podríamos llamar greenwashing espiritual— oculta una realidad devastadora: la destrucción del litoral, la expulsión de poblaciones locales, y el desmantelamiento gradual de la identidad cultural de la isla y destrucción total del Puertito de Adeje y su historia.


Descubre más desde CANARIAS DECOLONIAL

Suscríbete y recibe las últimas entradas en tu correo electrónico.