Cortés, V. (1955). La conquista de las Islas Canarias a través de las ventas de esclavos en Valencia. Anuario de Estudios Atlánticos, 1:1, pp. 479-547. Las Palmas de Gran Canaria: Cabildo de Gran Canaria.
Los esclavos eran una mercancía siempre codiciada que encontraba fácil salida en el mercado y que, dada la falta de mano de obra barata, estaba menos someticia a las fluctuacionesaciones reductoras de la abundante oferta que otras materias de necesaria utilidad. Su precio dependía, como sucede en toda transacción, de las condiciones de la pieza y de la envergadura de la venta. Un cautivo solo, presentado por su propietario que haría una buena propaganda del artículo, podía superar el precio medio correspondiente a su tipo. En cambio, al tasar grandes lotes, la unidad, el individuo, quedaba completamente absorbido por la masa y aparecía como una auténtica «cabeza» o «pieza».
La carencia de varones concuerda por completo con las noticias que tenemos del método empleado en la reducción de los amotinados : los hombres fueron ahorcados y ahogados y sus familiaresvendidos como esclavos.
Vicenta Cortes alonso
Mujer especialmente sensibilizada con el mundo indígena africano y americano, la Dra. Vicenta Cortés Alonso nos ofrece en este trabajo una reconstrucción del tráfico de vidas humanas a caballo entre los siglos XV y XVI. Una actividad que, resultándonos hoy en día estremecedora, no solo gozaba –y aún lamentablemente podemos decir que goza– de plena aceptación en numerosas comunidades humanas de todo el planeta, sino que además, en muchos casos concretos, obedecía a una regulación muy precisa, tanto en los mecanismos de captación como en los de liberación. Así, el propio cuerpo legislativo castellano –las famosas Siete Partidas promulgadas por el rey Alfonso X–, haciendo diferencia entre presos y cautivos, sentencia que cautivos son llamados por derecho aquellos que caen en prisión de hombres de otra creencia. […] esta es la mayor malandanza que los hombres pueden haber en este mundo.[2]
Finaliza el estudio con una recopilación de los apuntes oficiales de distintas compraventas de cautivos y trámites vinculados llevados a cabo entre los años 1489 y 1515 –intervalo iniciado casi sincrónicamente con la sangrienta represión, ordenada por los Reyes Católicos al gobernador Pedro de Vera, de la rebelión de La Gomera contra Fernán Peraza el Mozo–, rematada con un índice de más de un centenar de antropónimos indígenas valencianizados que figuran en dichos registros, entre los que destacan diversos nombres personales indígenas utilizados hoy en día, como Besay, Beselch, Atteneri, Xerach, Janequa, Cathaysa, Itahisa, etc.
